Hotel
Ensenada
El único hotel-museo que se conoce
ENSENADA,
CHILE (enviados especiales)
Desde afuera se parece a un hotel grande y acogedor,
como tantos existen en todos lados. Pero cuando
se traspone el umbral de entrada al edificio,
la sorpresa es abrumadora. El hotel Ensenada es
un ''hotel-museo''. Construido todo en madera
y recubierto completamente por tejuelas de alerce,
el corredor de entrada recibe a los visitantes
con alfombras antiguas y elementos que cuesta
identificar.
¿Una
salamandra extra?
A izquierda y derecha, por ejemplo grandes aparatos
metálicos, con manija y recipiente para
encender fuego se presentan desafíantes.
¿Una salamandra extra?, ¿una mezcladora
de cemento a mano? se cuestionan alarmados los
observadores.
-No, no -tranquiliza el adusto conserje Celso
Sánchez Vargas- es una lavadora de ropa
del siglo pasado.
¿y aquello? - se animan los visitantes
cuando descubren que el lugar está abarrotado
de esas cuestiones y detectan un estrafalario
cilindro cónico de color rojo.
-Bueno, eso es un extinguidor de fuego...
Un
ajedrez de fábula
Si uno se hospeda en el hotel Ensenada, puede
pasarse toda su estadía observando estas
cosas y preguntando a Celso por los usos y orígenes
de cada una. Un ajedrez de fábula con piezas
de bronce y plata; una bomba de agua manual; telégrafos
y teléfonos de antaño; una vitrina
cargada de viejos utensilios, cámaras de
fotos, balanzas, etc.; otra con muñecos
en madera; relojes de todo tipo; radios a galena;
¡un proyector de cine de madera! ; vajilla
de variado material; la lista es interminable.
''Este hotel tiene 95 años y la idea de
los dueños es convertirlo en un museo de
su propio pasado, y con cosas que a demás
traen de afuera'', comenta Celso a "Río
Negro.
Construido
en l9OO
Indica que fue construido en l9OO por colonos
alemanes, cuya familia lo vendió a los
actuales propietarios también alemanes,
de apellido Holzapfel. Con orgullo muestra un
libro de firmas que tiene saludos de todas partes
del mundo y en todos los idiomas. ''Hay cientos
de éstos'', dice, asombrando aún
más a la concurrencia. Otro detalle digno
de consignar es el contraste entre diferentes
elementos, tales como una máquina registradora
de cien años atrás con una máquina
de escribir electrónica; el proyector de
cine con una computadora, o una heladera de nuestros
días con vajilla de hace decenas de años.
Si
el lector se anima y ''le da el cuero (financiero)"
no se va a arrepentir de hacer los 100 kilómetros
que van desde Entre Lagos en dirección
a Ralun, o mejor desde Puerto Varas, a través
de 60 kilómetros de asfalto. Aunque sólo
sea para alojarse ahí
|